miércoles, 29 de octubre de 2014

EE.UU. y la (no) lucha contra el ISIS


Unos 150 Peshmergas kurdos iraquíes están en ruta a Siria para ayudar a defender la ciudad de Kobani. Se reportó que están viajando con "armas pesadas en un convoy de hasta 60 camiones, autobuses y otros vehículos que dejó Arbil hacia Kobani, Siria, a través de Turquía”. El PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán) ha librado décadas de luchas en Turquía, a pesar de un alto el fuego declarado el año pasado, y el gobierno de Ankara considera que los combatientes kurdos sirios en Kobani están vinculados al PKK; pero el Primer Ministro turco, Ahmet Davutoglu, ha rechazado las afirmaciones sobre su baja colaboración para detener a los yihadistas y precisó que Turquía sólo podría participar una vez que la coalición liderada por EE.UU. tenga una "estrategia integral" que incluya una acción contra las fuerzas del presidente sirio, Bashar Al-Assad.

Los kurdos sirios aún controlan el paso fronterizo de Kobani a Turquía, por lo que sus pares iraquíes podrán unirse a la lucha en Siria. El reducido contingente iraquí sugiere que es una prueba, en caso que esta operación no resulte y para que Turquía apruebe un apoyo adicional limitado. En cualquier caso, es más un importante símbolo de la solidaridad kurda que una verdadera operación militar para derrotar al Estado Islámico de Irak y Al-Sham (ISIS) en el Norte de Siria.

El ISIS mató, al menos, a unos 30 combatientes progubernamentales durante un asalto al campo de gas de Shaar. El grupo yihadista Se apoderó del campo en julio, matando a unas 350 tropas del gobierno, milicias y personal que trabajaba en el lugar; ahora el ISIS tomó 3 pozos y sostuvo enfrentamientos con las fuerzas gubernamentales durante la noche.

Una serie de ataques aéreos de EE.UU. contra objetivos del ISIS en Kobani destruyó un nodo de Comando y Control, según informó el Ejército norteamericano. El Comando Central de EE.UU. señaló que realizó 8 incursiones cerca Kobani y destruyó 5 posiciones de combate del ISIS, una unidad pequeña, 6 vehículos del ISIS, un edificio ocupado por el ISIS y el nodo de Comando y Control. La semana pasada, la coalición liderada por EE.UU. intensificó su campaña de bombardeo aéreo en Irak, llevando a cabo 56 ataques aéreos solo entre el viernes y sábado. 

El punto es que, si bien el ISIS está afectado por una seria de operaciones exitosas de estadounidenses e iraquíes-sirios que culminaron en la muerte de varios líderes, la guerra civil siria ha transformado el grupo yihadista y le permitió establecer una organización terrorista clandestina en un proto-estado clandestino visible, que amenaza a Medio Oriente. Si el Estado Islámico sobrevive a una intensa la campaña militar, más tiempo sobrevivirá ya que tendrá más disciplina y capacidad de organización proveniente de los oficiales baazistas que le permitirán a los extremistas dentro del movimiento consolidar su dominio y conquistar a sus partidarios sunitas tribales debido al creciente sectarismo. La debilidad del Estado Islámico radica en su falta de técnicos y profesionales y no está haciendo nada para educar a los nuevos. La fortaleza radica en que fue capaz de aferrarse a muchos de sus ganancias territoriales -a pesar de los esfuerzos militares para desalojar ella- como sucedió con el campo gasífero de Shaar.

El coordinador de la coalición liderada por EE.UU., Gral (R) John Allen, dijo que "No creemos que Kobani esté a punto de caer en manos de ISIS (…) La entrada de combatientes peshmerga impedirá eso". Bajo una fuerte presión de EE.UU., Turquía anunció que permitiría a los combatientes de la región autónoma kurda de Irak que viajen por su territorio para reforzar a los kurdos sirios de Kobani.

Los ataques del 9/11 dieron forma a la toma de decisiones de la política exterior de EE.UU. en el siglo XXI. El terror y la vulnerabilidad, la venganza y la preparación se convirtieron en la única lente a través del cual EE.UU. ve el mundo; este drástico cambio psicológico lo empujó hacia el evento definitorio de la próxima década para la política exterior estadounidense: la guerra de Irak. Esta reacción, tan mal considerada, tuvo consecuencias no deseadas que se hicieron más definitorias y perjudiciales que el evento original al que se tenía la intención de responder. El deseo de salir de Iraq condujo a Barack Obama -quien fue elegido para salir de ella- a redoblar Afganistán, para demostrar el punto que su administración no era "débil contra el terrorismo" y llegaron medios no convencionales de combates (drones, ciber-ataques y operaciones de las fuerzas especiales que violan la soberanía de otros Estados). 

Dentro de este conjunto de errores concatenados, iniciados por la administración Bush, se deben interpretar las respuestas ensayadas orientadas a la contención del ISIS. Cuando Obama consiguió que el gobierno sirio resignase sus arsenales de armas químicas, la presión norteamericana se redujo ya que la posible amenaza de un ataque químico en suelo norteamericano –en caso que los yihadistas tomasen control de Siria- estaba eliminada. Ahora, la amenaza del ISIS obliga a Washington a un replanteo de su política exterior para la región y dejará un pesado legado para el próximo presidente.




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