miércoles, 13 de agosto de 2014

ISIS y Ejército sirio: Aleppo



Yihadistas del Estado Islámico de Iraq y Al-Sham (ISIS) ha tomado varias ciudades y pueblos que estaban en poder de los grupos islamistas rivales en la provincia siria de Aleppo, abriendo el camino para seguir avanzando hacia el Oeste. Ya con el control de grandes zonas del Norte y el ste de Siria, los últimos avances del Estado Islámico incluyen las ciudades de Turkmenistán EBareh y Akhtarin -a 50 km al Noreste de Aleppo- como resultado del ataque y toma que el ISIS hizo de la ciudad iraquí de Mosul, en junio de 2014. El Estado Islámico está endureciendo su control sobre zonas sirias, incluyendo la ciudad de Raqqa, en el río Eufrates, que ahora se ha convertido en la base del poder sirio del Estado Islámico.

Meses después de comenzar un nuevo asedio en Aleppo, las fuerzas gubernamentales sirias han "casi cercad" la segunda ciudad más grande de Siria. La caída de Aleppo podría reforzar las filas del Estado Islámico si los rebeldes del Ejército Libre Sirio (ELS) son forzados a huir; cuando el ELS perdió Homs -después de 2 años de asedio- sus combatientes se retiraron hacia el Norte, debilitados y sin municiones, el Estado Islámico se aprovechó de ellos y les dio una opción: unirse a su grupo o morir. Y muchos se unieron.  
El Estado Islámico ha creado un ejército que puede librar una guerra convencional contra Ejércitos débiles -como el iraquí- mientras que emplea tácticas de guerrilla contra formaciones más sólidas, como el Ejército sirio. Aunque los funcionarios norteamericanos creen que el líder del Estado Islámico, Abu Bakr Al-Baghdadi, está en Siria curiosamente los ataques aéreos de EE.UU. se limitan al Norte de Irak, lo que subraya lo limitado que es la campaña militar contra el grupo yihadista. El punto es que EE.UU., golpeando a los yihadistas a medida que avanzan en Erbil, supone una decisión política de proteger a las minorías de cristianos y yazidis de masacre mientras que ayuda a sus aliados en Bagdad. 

Pero en Siria, esos mismos ataques contra el mismo enemigo inadvertidamente ayudarían al presidente Bashar Al-Assad, militar y políticamente legitimándolo a expensas de la oposición. Entonces todo se reduce a una cuestión de voluntad política: no se ataca Al-Assad en Siria, pero si se golpea al ISIS en Iraq. Cuando el ISIS atacó las bases iraquíes en junio, rápidamente EE.UU. envió armamentos y materiales, para reemplazar los que habían sido tomados por los yihadistas de los arsenales iraquíes; pero los rebeldes sirios recién recibieron algún material anti-blindado este año. ¿Por qué esa disparidad?

El Ejército Libre de Siria (ELS) fue siempre más ficción que una realidad, con una estructura que contenía a grupos de combate altamente localizados y fragmentados sobre el terreno, muchos de los cuales tenían una verdadera ideología revolucionaria pero otros tenían una agenda yihadista como meta. Es por ello que la guerra civil siria ha sido durante mucho tiempo una variedad de batallas locales, con alianzas temporales y que rápidamente cambiaban impulsadas ​​más por el interés y los deseos de sus patrocinantes externos que por una ideología propia de base. Incluso en el apogeo del conflicto entre el ISIS y sus rivales seculares, muchos grupos locales lucharon codo con codo con éstos en otros teatros de la guerra. Nadie debería sorprenderse que, algunos grupos apoyados -y examinados- por EE.UU. se hallan alineado con el ISIS.

En general, el apoyo externo a los rebeldes casi siempre hacen las guerras más largas, más sangrientas y más difícil de resolver. Peor aún, Siria ha demostrado que tenía la mayoría de las características del tipo de la guerra civil en la que el apoyo externo a los rebeldes es menos eficaz. 

Por ello, el apoyo externo a un grupo rebelde podría ayudar cuando todos los poderes externos que respaldan un grupo rebelde que está en sintonía y que efectivamente puede cooperar en la dirección de recursos para un fin común; desafortunadamente, Siria nunca fue ese tipo de guerra civil; por otro lado, EE.UU. no habría ganado el control sobre los rebeldes con su ayuda ya que otros patrocinadores extranjeros de los rebeldes –como Arabia Saudita, Qatar, Kuwait- les daban fondos y la rivalidad interna entre los saudíes y qataríes significaba que no había manera de coordinar esos esfuerzos. Los rebeldes siempre estarán irremediablemente divididos.

Una de las críticas más comunes de la política exterior de Obama es que él no pudo armar rebeldes sirios moderados a tiempo para vencer a líder sirio Bashar al-Assad y poner freno a la amenaza Estado Islámico (ISIS). El argumento es que armar a los rebeldes sirios moderados habrían impedido ISIS se eleve en Siria, la invasión de Irak, y provocando ataques aéreos de Obama en el norte de Irak esta semana.

Hillary Clinton, ex Secretaria de Estado de Obama, fue quien propuso un plan para armar a los rebeldes e impulsó una postura más agresiva, de lo que Obama estaba dispuesto a aceptar. Sus declaraciones de esta semana no son meramente una táctica de campaña, ya que siempre ha sido más proclive al intervencionismo de la política exterior de Obama y ella se mostraba contraria de aquellos que se oponían a darle apoyo militar a gran escala a la oposición siria, en el inicio de la guerra civil. La idea de armar a los rebeldes sirios fue reinstalada en 2012, con un escenario en pleno conflicto, y con avances por parte de los rebeldes. Pero lo único que hubiese variado con seguridad, es que EE.UU. hoy estaría mucho más profundamente involucrado.

En el caso de la guerra civil en Siria, es muy complejo establecer un cálculo de riesgo-recompensa en favor de una participación masiva de EE.UU. al menos con armas para contener al ISIS. A pesar de los crímenes de guerra denunciados por ONU, sus vínculos con Irán y Hezbollah o una visión sui generis de la democracia, el presidente Bashar Al-Assad nunca ha sido una amenaza para los intereses estadounidenses como si lo es un grupo yihadista salafista en el centro del Medio Oriente con posibilidades de expandirse. Una mayor participación externa, por caso armando a los rebeldes sirios, solo provocaría un vació de poder que rápidamente sería ocupado por el ISIS; sostener la hipótesis que luego del derrocamiento de Al-Assad, los rebeldes impulsarían un gobierno moderado es un error, de la misma forma que lo fue apoyar a cualquier grupo anti Al-Assad, como el ISIS en sus primeros momentos.



1 comentario:

sergio elizondo dijo...

Excelente comentario. Discrepo en el sentido estricto del termino que la Clinton no haya declarado por calculo político dado que aspira a ser la primera presidente de los EEUU y sabe que la tiene dura dado que Obama es un desastre.
En cuanto al ISIS creo que finalmente no podrá hacer guerra de guerrillas contra en EAS dado que los sirios ya tienen conocimiento y experiencia en combate en este tipo de guerra. No olvidemos a las FDN que son fuerzas irregulares sirias que están bien entrenadas por Irán en este tipo de guerrilla y serán un problema para el ISIS, de hecho, no se registra ninguna derrota de las FDN a manos del ISIS. Asi las cosas, solo le queda la guerra convencional y allí la vera fea porque el EAS tiene mas capacidad de armamento que ellos. En Aleppo esta ahora parte de la IV División Acorazada que maneja Maher Al Assad así como los tanques T-82 que son superiores al t-72 por lo que no creo que el ISIS logre salirse con la suya. En Irak la cosa es diferente